¿Qué es la ansiedad?
La ansiedad es una emoción que nos ayuda a sobrevivir porque se activa cuando estamos delante de una situación que consideramos peligrosa o amenazante, y consideramos que no sabemos gestionar. Por lo tanto podemos decir que la ansiedad es un sistema de alarma y protección natural.
El problema radica cuando la ansiedad se activa en situaciones donde realmente no se está viviendo una situación amenazante ni peligrosa o cuando la intensidad es desmesurada para la situación.
¿Y que es un ataque de pánico o crisis de ansiedad?
El ataque de pánico es la aparición de un conjunto de síntomas físicos como por ejemplo; la taquicardia, palpitaciones, sensación de ahogo, opresión en el pecho, sensación de mareo o inestabilidad, temblores u hormigueo en las extremidades, y unos síntomas cognitivos como: la interpretación negativa de la situación pensando que me va a dar un ataque de corazón, que me voy a desmayar, o voy a perder el control, o me voy a volver loco.
En muchas ocasiones las crisis de ansiedad aparecen sin una causa aparente o después de haber pasado una época de mucha ansiedad o por el consumo de sustancias
Incluso muchas personas empiezan a tener miedo a ciertas situaciones como viajar en trenes, metro, subir en ascensores, estar lejos de casa, espacios excesivamente abiertos…. A este temor se le llama agorafobia.
De este modo podemos encontrar a personas que tienen el diagnostico de crisis de ansiedad con o sin agorafobia.
¿Qué tratamiento es el adecuado para este problema?
El tratamiento en estos casos suele ser psicológico y/o farmacológico.
El tratamiento psicológico va encaminado a disminuir y controlar las crisis de ansiedad y aquellas personas que tienen también agorafobia, les ayuda a que puedan exponerse de forma progresiva a cada una de las situaciones evitadas como trenes, metros, ascensores o estar cerrados en un coche, entre otros.
Y a nivel farmacológico se suele tratar con benzodiacepinas (ansiolíticos como por ejemplo el diazepam), pero el problema es que esta medicación genera tolerancia, es decir la persona tiene que ir aumentando la dosis para seguir notando el efecto de la medicación cuando ha transcurrido un tiempo. Por eso el fármaco de elección en estos casos son los antidepresivos, que no generan tolerancia pero si se dejan de tomar los síntomas de la ansiedad vuelven a aparecer al cabo del tiempo si no se ha llevado a cabo una terapia psicológica.
Por lo tanto el tratamiento de elección es la combinación de ambos, introduciendo al inicio del tratamiento la farmacología para ayudar a la terapia psicológica y en el momento en el que el paciente está más estable mantener el tratamiento psicológico pero retirar el fármaco.
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