Tratamiento
La característica principal de las crisis de ansiedad es la aparición aislada y limitada en el tiempo de miedo o malestar de carácter intenso, en ausencia de un peligro real, que se acompaña de síntomas como palpitaciones, elevación de la frecuencia cardíaca, sudoración, temblores, sensación de ahogo o falta de aliento, sensación de atragantarse, opresión o malestar torácico, náuseas o molestias abdominales, inestabilidad, o mareo, sensación de irrealidad o sensación de estar separado de uno mismo, miedo a perder el control o a volverse loco, miedo a morir, sensación de hormigueo, escalofríos o sofocaciones.
Estas crisis son imprevisibles y suelen durar sólo unos minutos, aunque en ocasiones pueden persistir algo más en el tiempo.
Tanto la frecuencia como el curso del trastorno son bastante variables, ya que las situaciones de aparición de las crisis son imprevisibles.
Se ha visto que el 3,5% de la población general puede padecer una crisis de ansiedad , y entre un tercio y la mitad de las personas diagnosticadas de crisis de ansiedad presentan también agorafobia.
Es un trastorno que suele aparecer entre el final de la adolescencia y los 45 años de edad, aunque hay algunos casos que pueden aparecer pasado este intervalo.
Los estudios realizados con personas tratadas indican que el 30% de los pacientes eliminan todos los síntomas de las crisis de ansiedad y un 50% mejoran, aunque mantiene algún síntoma residual.