Mucha gente es muy reticente a ir a un psicólogo, creen que ir al psicólogo es ir al loquero porque se está muy mal, o creen que si van al psicólogo es porque no son capaces de solucionar sus propios problemas o piensan que otra persona no les va a poder ayudar, o suponen que su estado es algo pasajero que con el tiempo pasará, o simplemente te comentan que no creen en los psicólogos, como si los psicólogos fuéramos una especie de brujos que hacemos prácticas o rituales y a partir de ellos podemos curar.

Al contrario de todo esto el psicólogo sanitario es un profesional especializado, con una trayectoria clínica que le permite conocer los síntomas de los diferentes trastornos mentales. Al igual que los médicos nos basamos en unos criterios diagnósticos, en unos manuales de psicología que nos permiten conocer de que problema se trata. Además somos conocedores del comportamiento humanos, es decir, tenemos bases científicas para conocer y analizar el comportamiento de las personas y así poder predecir o preveer que es lo que puede pensar o como va a actuar el individuo.

Nuestro trabajo diario consiste en analizar el problema con el que se encuentra la persona, darle asesoramiento, apoyo o enseñarle técnicas específicas para su problema y que le facilitaran salir del estado emocional en el que se encuentra.

En muchas ocasiones, no vienen a consulta personas con graves problemas psicológicos sino con unas necesidades específicas para aprender a gestionar una situación concreta de sus vidas, por lo tanto el psicólogo también ayuda a las personas a tener recursos, y estrategias que le van a permitir prevenir o solventar posibles problemas, haciendo que la persona se sienta más segura y estable.