Se puede intentar evitar la crítica ignorándola, negándonos o discutirla, cambiando de tema o marchándonos.
Podemos negarla directamente.
Podemos intentar disculpar nuestra conducta, explicándola con detalle y rebajando su importancia.
Podemos responder a la crítica con otra crítica, es decir, devolviéndola. El devolver la crítica, aunque sirve para expresar nuestros sentimientos, suele causar un daño importante en las relaciones.
Casi nunca promueve la consideración de los problemas reales ni favorece el compromiso.
Cuando se recibe una crítica, la conducta más adecuada consiste en dejar que la crítica siga su curso sin añadir información al sistema. Después de que la crítica ha finalizado, tenemos que expresar lo que deseemos. No debemos defendernos. Si pensamos que tenemos razón, la defensa tiene que empezar una vez haya finalizado la crítica.
Abordar la crítica con una serie de pasos:
- Pedir detalles: qué, quien, cuándo, cómo, dónde y por qué, sobre la situación planeada por la otra persona.
- Estar de acuerdo con la crítica. Hay dos clases de “expresiones de acuerdo”, pudiendo emplear una u otra:
- Estar de acuerdo con la verdad. Frecuentemente, parte de lo que nos expresan nuestros críticos es cierto y lo más correcto sería estar de acuerdo con la verdad. Luego podemos expresar lo que pensamos hacer. Pero incluso aunque no queramos cambiar, podemos mejorar la situación diciéndolo de manera socialmente adecuada, después de estar de acuerdo con la verdad y admitiendo que nuestra conducta puede ser un problema para la otra persona.
- Estar de acuerdo con el derecho del crítico a una opinión. El hacer esto nos ayudará a pensar en puntos de vista diferentes, mientras que al mismo tiempo nos ayudará a mantener nuestra propia opinión. Cuando estamos totalmente en desacuerdo con la crítica, podemos encontrar normalmente alguna manea de estar de acuerdo con ella, mientras decimos lo que creemos que es verdad.
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